sábado, 17 de septiembre de 2016

Por un celular, lo mataron

Por Grober Cutipa Huarcaya

Redes
¡Papi, saldré un rato a pasear con mis compañeros! —se despidió  Brayan. Tenía 15 años, ya era todo un hombrecito. A su papá le emocionaba ver su independencia y no le quería prohibir la oportunidad de aprender a vivir y enfrentar los desafíos del mundo. “No te demores, vuelve rápido”, le dijo antes de dejarlo ir.

Amó a su hijo desde el vientre de su madre. Le ayudaba con sus tareas y siempre estaba en todas las reuniones de la escuela. Ese día fue el más maravilloso de su vida como papá, sentía que su hijo se hacía hombre, y tenía ganas de seguirlo a espiar; pero se contuvo. Media hora después recibiría una llamada de la policía: “¿Usted es padre de Brayan? ¡Acérquese al hospital!”.



Encontró a su hijo sin vida. No podía respirar, no dejaba de gritar y lloró sin consuelo. Todas sus ilusiones de buen padre se esfumaron. Y, en su cabeza, no dejaba de sonar aquellas palabras de su hijo: “Papá, cómprame un celular nuevo”. 

Se consideraba mal padre al acceder y convencer a su esposa, la compra del celular táctil. Lo habían asesinado de un balazo por un “simple” celular, a falta de vigilancia policial. 

Ahora, lo único que necesita es estar con el hijo  ausente, aunque sea sólo por un momento. ¡Un último abrazo! Y, a sus amigos, autoridades y vecinos nos toca “erradicar” la delincuencia en memoria de Brayan. ¡Organizarnos en rondas vecinales!


grobercutipa@gmail.com

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