jueves, 2 de febrero de 2017

¿Virgen de la Candelaria criolla?

Por Grober Cutipa Huarcaya
Foto. Rigoberto Huanca


En 1781 los rebeldes indígenas Túpac Katari y Pedro Vilcapaza junto a doce mil hombres sitiaron la villa de Puno, para someter este bastión del virreinato. Los habitantes optaron por sacar en procesión a la virgen de la Candelaria. Tras implorarle su protección durante toda la noche, en la peregrinación matinal, supuestamente las andas de la virgen empezaron a brillar con gran intensidad: “Un enorme ejército a caballo llenaba la ciudad y sus armas brillaban también intensamente”. Ante esa visión, las tropas rebeldes retrocedieron. 

Este relato es una burda “manipulación de la historia”, convirtiendo a la virgen de la Candelaria como una santa elitista, que solo protege a los españoles, y castiga a los indígenas. El objetivo era mantener el statu quo: en tiempos en que los hispanos explotaban a los nativos.

Según la verdadera historia (Lizandro Luna 1944 y Ramos Zambrano 1982), aquel día el ataque duró desde la mañana hasta que se ocultó el sol. Los indios ingresando por el cerro Azoguine incendiaron algunas casas a poca distancia de la Iglesia San Juan, y el corregidor Joaquín de Orellana resultó con dislocamiento del pie izquierdo cuando cayó del caballo. 

Ante la aproximación del ejército realista de Cuzco, Diego Cristóbal Túpac Amaru encarga al general Pedro Vilcapaza la misión de repeler a las fuerzas encabezadas por el mariscal José del Valle. Y, Julián Apaza, se encontraba en el sitio de La Paz y sus comandantes llegaron a Puno.   

grobercutipa@gmail.com

Publicado en el Diario Correo 
 

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