viernes, 3 de octubre de 2014

Puno: Perfil, Alberto Quintanilla



Dos veces se le esfumó de las manos el sillón presidencial. Con Jiménez y Fuentes. Actualmente es un candidato de lujo comparado con otros postulantes. Inteligente, con conocimientos de economía, excelente oratoria, y de izquierda. Dicen que el 5 de octubre es la vencida.

Cuando se inició la campaña del 2006 todos decían que de lejos era ganador. Cuando terminó, su respaldo se había reducido a la mitad. Una explicación es que sus asesores apasionados con la ideología de izquierdas: rechazaban o desconocían el marketing político, pero apelaban  a recursos de propaganda viejos y gastados, como mítines, volantes y reuniones: “Mientras, Quintanilla, asistía a debates y entrevistas, su contendor enamoraba al electorado bajando a las  comunidades”.

En esta campaña, deberá abandonar las propuestas de desarrollo dirigidas como a la  clase media y destinar su discurso a la emoción de las personas del pueblo, porque la gente no vota por planes de gobierno, y porque es necesario realizar los mensajes para que los electores lo vean, otros lo escuchen y la gran mayoría lo sientan. Pues, es el candidato al que los ataques políticos le han hecho más mella, ahora defenderse y contratacar es el recurso que ya habrá aprendido: “Con el tema de Pastogrande y la venta de terrenos de Caracoto seguirán golpeándolo”.


Quintanilla, debe comprender también que al  elector, casi siempre, no le importa mucho si el candidato es un tipo deshonesto, poco instruido o totalmente insensato, con tal de que hable y sienta a su favor; y muchas veces con su voto hace sentir su protesta al sistema de cosas. Esto explica la victoria de Fujimori sobre Vargas Llosa. ¡Quintanilla, más sentimiento y menos razón, sería la voz! 

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