Foto: Redes |
Un candidato al
Congreso por Fuerza Popular, denunció que viene siendo víctima de “guerra
sucia” con imputaciones mentirosas y arteras por otro candidato del mismo
partido que lidera keiko Fujimori. Es que –al parecer- este partido político
sólo llevará un parlamentario de los cinco postulantes, como sucedió en las
elecciones del 2011. Pero, la guerra sucia es de “doble filo”: se puede volver
contra sus iniciadores si es aclarada rápidamente y con la verdad.
En esta campaña
electoral para el Congreso, lo mejor será dejar de lado la guerra sucia para
implementar mensajes positivos a favor del candidato y mensajes negativos
contra los adversarios; teniendo en cuenta que estos últimos son justificados y
no corresponden a la “guerra sucia”. El mensaje negativo dilucida las faltas y
carencias de los candidatos, de los que lo rodean o su agrupación política, como implementado
por Ollanta Humala contra Keiko Fujimori en el 2011, identificándolo como
títere de su padre, el encarcelado ex presidente Alberto Fujimori.
En nuestra región, los
asesores de campaña sugieren que la guerra sucia es un arma poderosa para
demoler contendientes y algunos candidatos, haciendo caso a esas
recomendaciones, se dedican eminentemente a despotricar, descuidando sus
propuestas. No obstante, los últimos resultados de las contiendas electorales
demuestran lo contrario: Juan Luque, dejando de lado la guerra sucia que implementó en las Elecciones
Regionales del 2010, donde inventó una hija y cambió de apellido a Mauricio
Rodríguez; en el 2014 empleó el mensaje
negativo contra su contendor Walter Aduviri, acusándolo de “violentista”,
mientras como mensaje positivo presentaba propuestas para mejorar la vida de
los puneños, lo cual funcionó.
Menos
guerra sucia y más mensaje positivo es la estrategia eficaz para ocupar un
curul en el Congreso de la República.
grobercutipa@gmail.com
Publicado en el Diario Correo