Desde tiempos del estado Tiahuanacu, los quechuas, aymaras, urus y
amazónicos de la gran nación Qulla, en la waqa Puñuy a las orillas del lago
Titicaca, expresaban su agradecimiento a la Pachamama con música y danzas
por las chacras en plena flor.
Cuando los españoles llegaron al Qullasuyo, quisieron imponer "por
la cruz o la espada" el catolicismo y el culto a la Virgen María a los
pueblos originarios, que tenían su propia cultura y religiosidad. En la waqa
Puñuy construyeron el santuario de la Virgen de la Candelaria.
Al inicio los aymaras, urus, quechuas y amazónicos, muy acostumbrados en
su religión andina rindiendo homenaje a la Madre Tierra, fingieron adoptar el
nuevo culto siguiendo sus propios rituales asimilando la imagen de la Virgen
María a la de la Madre Tierra.
Así comenzó la entronización de la imagen de la Virgen de la Candelaria,
llamado por el pueblo “Mamita Candelaria” y se intentó destruir los ritos
originarios y reemplazándolo con la Virgen María; pero este proceso extirpador
no pudo conseguir su objetivo, ya que el catolicismo se integró a la ritualidad
de los pueblos andinos y amazónicos.
Así en la festividad de la mamita Candelaria, conviven la virgen María y
Pachamama, lo que se muestra con la entrada de Kapus en la víspera y el
servicio a la Madre Tierra que realizan los conjuntos autóctonos en el concurso
de danzas típicas y nativas. Además el diablo extranjero que es el mismo supaya
o sajra andino, originaron la danza de la diablada. Por estas y otras
razones, la fiesta de la mamita Candelaria es Patrimonio Cultural e Inmaterial
de la Humanidad.
Publicado en Diario Correo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario